Los años de la Menopausia, por el Camino de la Mujer Sabia.
Sofocos, sonrojos y escalofríos.
“Préstame toda tu atención, joven vieja”, dice la Abuela Crecer con voz profunda y grave. “Ya que pondrás atención, estoy segura, cuando tu Cambio de la menopausia te haga producir sofocos de luz y ondas de energía que liberen tus sentimientos y remuevan tu espíritu. Al guardar tu sabia sangre dentro cada vez más, al menstruar cada vez menos, fuertes energías se moverán dentro de ti. Las enseñanzas de la menopausia sobre el misterio de la mujer requieren que te tomes un tiempo libre para adaptarte a esas energías, tomarte, simbólicamente o de hecho, tu Tiempo de Vieja fuera del Mundo y dejes que los sofocos y las noches sin dormir te guíen en tu metamorfosis e iniciación.”
¡Sofocos! ¡El síntoma arquetípico de la menopausia! Después de años de oír que debo ocultar mi sangre menstrual (mi condición de mujer), después de años de conseguir estar en público sin que nadie sospechara que estaba menstruando, de repente revelo mi feminidad.
La sangre que ya no fluye de mi vientre ahora se manifiesta en mi cara, sonrojando mi piel y cubriéndome de un brillo húmedo. Yo siento a merced del sofoco, que me lleva cuando quiere, casi sin avisarme. (Me recuerda a los dolores del parto y a la excitación y descarga sexual).
Mi sofoco le dice al mundo, estoy segura, que soy mujer (vulnerable e invisible). No simplemente una mujer, sino una mujer mayor (mucho más vulnerable y mucho más invisible). Vivo en un país civilizado donde supuestamente debo pasar por un poderoso Cambio como si no pasara nada, y donde mi supervivencia puede depender de mi apariencia. Voces externas e internas me piden que haga lo posible por parecer joven: pintarme el pelo, hacerme un lifting, y usar hormonas para eliminar mis sofocos- las señales obvias de mi Cambio.
Si viviera en un mundo que fuera seguro para las mujeres, en una cultura guiada por la sabiduría de las ancianas, celebraría mis sofocos. Me enseñarían a respetarlos como parte de mi gestación en el vientre fogoso de la metamorfosis de la menopausia. Aprendería que mis sofocos son ondas de energía (prana, kundalini, chi, fuerza de vida), su fuerza me anima y cabalgo sobre ellos cuando corren por mí, encendiéndome, enrojeciéndome y pulsándome. Tendría guías, modelos e historias y hierbas y animales aliados para ayudarme. Me verían como una vieja recién nacida. Me animarían/permitirían/apoyarían a tomarme un año de Vieja de descanso. Querría ser una vieja sabia. No querría que me curaran de mis sofocos.
Me pregunto si las naciones que tenían a la mujer como centro, las antiguas mujeres sabias, tenían remedios para combatir los sofocos y sonrojos. Incluso si respetaban y valoraban sus sofocos, estoy segura de tenían remedios maravillosos para ayudar a las mujeres que los padecían, pues el camino de la mujer sabia busca ambas/y soluciones. Yo creo que usaban algunas de las hierbas y remedios caseros que yo uso y tú puedes usar también.
(Los remedios más efectivos están señalados con un asterisco)
Paso 0. No hacer nada, hacer la nada…
Mi amiga Marie Summerwood se regala a sí misma “un momento de retiro de vieja”. Cuando le dan sofocos, cierra los ojos y se concentra, retirándose así un momento, que “puede parecer un año”.
Paso 1. Recoge información…
Los sofocos son prácticamente sinónimos de la menopausia. La mayoría de las mujeres han experimentado por los menos un sofoco cuando llegan a los 60 años.
La medicina moderna considera los sofocos como sinónimo de la menopausia, prácticamente. Pero se ha demostrado que las mujeres que padecen sofocos severos tienen prácticamente la misma cantidad de estrógeno en la sangre que las que tienen sofocos moderados, o las que no los tienen. Y, aunque las hormonas artificiales aplacan la intensidad de sus sofocos, la duración total de estos es más de dos veces mayor que la media (cinco años en lugar de dos).
El mayor cambio hormonal, y el que es más responsable de los sofocos durante (y después) de los años de la menopausia, es el alto nivel de la hormona luteinizante (LH) y de la hormona estimulante del folículo (FSH).
Estas hormonas de la pituitaria se producen en cantidades de hasta 1300 por ciento, en mayor cantidad durante los años de la menopausia que después, y a diario (en vez de producirlos sólo a mitad del ciclo como en los años de la menstruación). El LH es un fuerte vasodilatador; esto es, abre los vasos sanguíneos y permite que el calor salga a la superficie. ¡Como en los sofocos!
La frecuencia, la intensidad, la duración de los sofocos es distinta para cada mujer, pero, en general, las mujeres más sanas tienen más sofocos.
Durante un sofoco, rubores de calor atraviesan el cuerpo y suben a la parte alta y la cara, coloreando la piel, aumentando la sensación de calor del cuerpo, y favoreciendo la transpiración.
“A la edad de 56 años, sólo he perdido dos periodos. He tenido dos tandas de sofocos muy intensos –cada una duró seis semanas-hace un año.”
Las sensaciones pueden ser abrumadoras, o también imperceptibles, la transpiración puede ser ligera o intensa, y el enrojecimiento puede ser uniforme o salpicado. La duración de un solo sofoco puede ser de unos segundos a varios minutos. Hay informes de sofocos que duran quince minutos: la experiencia me han llevado a creer que son análogos a múltiples orgasmos, esto es, no una larga descarga, sino muchas, cada una provocada por la anterior.
Los sofocos pueden ocurrir en intervalos irregulares, cada 60-90 minutos (el ciclo adrenal) o sólo a ciertas horas. Sadja Greenwood, autora de La Menopausia natural, dice que los sofocos son más comunes entre las seis y las nueve de la noche. Los míos venían a cualquier hora, pero con más frecuencia cuando me acostaba para ir a dormir y cuando me levantaba por la mañana. Las mujeres han llegado a experimentar hasta 30 sofocos por hora, pero es más frecuente tener uno al día. La media de sofocos durante la menopausia es de menos de uno al día. Algunos meses no tuve ninguno, y algunos días tuve todos los de un mes.
Los escalofríos pueden acompañar a cualquier sofoco que te humedezca la ropa de sudor. Algunas mujeres dicen que tienen descargas frías en lugar de calientes.
Mientras el 85 por ciento de las mujeres tienen sofocos durante la menopausia, sólo el 5 por ciento de los hombres los experimenta ellos mismos (generalmente en la década de los cuarenta y cincuenta). Algunos de mis amigos hombres más cercanos, tienen sofocos calientes conmigo, o en mi lugar.
A la mayoría de las mujeres que sufren sofocos (el 80 por ciento), estos les duran entre dos meses y dos años. Al otro 20 por ciento les dura una década o más. Un pequeño porcentaje de mujeres sigue teniendo sofocos hasta los 70 y ochenta años. (Cuanto más sana sea la mujer, más sofocos suele tener, pues son signo de fuerza vital).
Los sofocos ocurren en olas, uno tras otro, y aparecen y desaparecen sin una razón particular. Esto lleva a las mujeres a pensar que el remedio que usaron las libró de los sofocos, pero rara vez es así, ya sean pastillas, parches o cremas. Y el estrés los puede hacer volver. Cinco años después de mi último periodo, y tres después de mi último sofoco, un estresante viaje familiar me trajo diez días de sofocos tan feroces y frecuentes como los que tuve en el año y pico de mi menopausia.
Cuando la menopausia ocurre por la extirpación de ovarios u otros traumas (quimioterapia, Tamoxifen, radiación o errores quirúrgicos) casi el 100 por ciento de las mujeres sufren sofocos. A las mujeres que rechazan tomar hormonas tras la operación, los sofocos les duran casi siempre menos de dos años, como a las mujeres que tienen menopausia biológica, aunque sus sofocos son más frecuentes e intensos que los de que ocurren de forma natural. A lo largo de la escritura de este libro he conocido a varias mujeres que rechazaron TRH (terapia de reemplazo hormonal) después de la cirugía, o que la dejaron al cabo de varios años. Todas ellas están contentas con la decisión que tomaron y tienen buena salud varias décadas más tarde. Las mujeres más delgadas experimentan cambios más rápidos en sus niveles de hormonas durante los años de la menopausia. Las células grasas retrasan el aumento de LH y FSH, y moderan las fluctuaciones de los niveles de estrógeno.
Desde el punto de vista energético, el sofoco es una descarga de energía kundalini, que reconecta el sistema nervioso y lo hace más capaz de canalizar potente energía para curar y mantener paz en la comunidad entera. (El uso prolongado de las hormonas puede impedir que esa energía emerja).
Paso 2. Reúne fuerzas…
-Judith Reichenberg-Ullman, médica naturópata, considera los remedios homeopáticos efectivos para aliviar los síntomas de la menopausia un 80% de las veces. Uno de sus remedios favoritos para mujeres con sofocos es Lachesis. Úsalo cuando los sofocos emanen de lo alto de la cabeza, sean más fuertes justo antes de dormir e inmediatamente después de levantarte, y vengan acompañados de sudores, dolores de cabeza o piel irritable.
-Otros remedios homeopáticos útiles son:
Belladonna: el sofoco se centra en la cara, que se enciende y se vuelve roja; no puedes descansar, estás agitada y tienes palpitaciones.
Ferrum metallicum: los sofocos te producen mucho sudor y temblor, y empeoran por la tarde o con el ejercicio.
Pulsatilla: tienes menos sofocos cuando estás en la calle, pero van seguidos de escalofríos intensos y agitación nerviosa.
Sanguinaria: tienes las mejillas rojas y te arden, tienes los pies y las manos calientes.
Sepia: los sofocos te hacen sentirte débil, te dan náuseas, te agotan y deprimen.
Valeriana: tu cara se sofoca con los sofocos, y te dan sudores intensos e insomnio.
Quédate en cama un día y cabalga sobre los sofocos. Conviértelos en tu corcel. Cede a la resistencia. Acógelos. ¿Sientes el Kundalini subir a través de cada chakra?
“Empecé a tener sofocos irregulares cuando tenía 44 años. Solían llegar cuando estaba a punto de tener la regla, era demasiado. Debería ser una cosa o la otra, no las dos a la vez”
-Mantente fresca. Bebe mucha agua e infusiones nutritivas. Reduce las bebidas que deshidratan, como el café, el té negro y el alcohol. Come en menos cantidad y con más frecuencia. Huye de situaciones irritantes. Mete los pies en agua fría. Piensa con frescura. Siéntate junto a la ventana y apoya la mejilla en el cristal. Deja que tus canas te soplen pensamientos frescos a través de la espina dorsal. Lleva seda. Imagina una cascada. Ponte hielo en las mejillas. Pídele a alguien que te sople en la nuca. Cómprate un aparato de aire acondicionado o un ventilador; o métete en sitios que tengan aire acondicionado.
-Expira con suavidad. Un sofoco es un fuego; saldrá más rápido y generará menos calor si se le da menos oxígeno. Así que sopla tu aliento, como cuando soplas las velas de tu tarta de cumpleaños. Hazlo con suavidad para privarle al fuego de su combustible. (¡O sopla fuerte para encenderlo aún más!).
-Los sofocos se pueden comparar con tres grandes experiencias: el enfado, el orgasmo y la iluminación. En los tres casos se libera una fuerte energía vital (Kundalini). La Meditación Kundalini te ayuda a ser más consciente de tus sensaciones y emociones durante los sofocos. Es mejor hacerla después de haber tenido varios sofocos.
-Los baños son muy relajantes. Usa la menopausia como excusa para bañarte. Un baño con 3 onzas/80 ml de alcohol puede calmar fuertes sofocos. Y prueba la “cura del mar en casa”: echa 1 taza /250 miligramos de sal marina en agua caliente. Sumérgete en ella e imagina una isla paradisíaca.
-Los aceites esenciales de albahaca, de tomillo o de cálamo alivian los sofocos si se inhalan o se usan en el baño con aceite de masaje.
-La biorretroalimentación te ayuda a aprender a dilatar y contraer los vasos sanguíneos conscientemente. (Esto se les recomienda especialmente a las mujeres que padecen migrañas, típicas de la menopausia).
Paso 3. Nutre y tonifica.
-Los sofocos reducen las vitaminas B, C, el magnesio, el potasio el calcio, y la mayor parte de los otros minerales. El uso frecuente de infusión de trébol rojo repondrá estos importantes nutrientes.
“A veces siento un parpadeo, y me corre un sofoco hasta la cabeza; a veces llega sin avisar-¡zas!- y me cubre de sudor.
Algunos me rodean el cuello, otros me suben por el torso. A veces me da sed, a veces me da pánico. Pero todos son calurosos”.
Meditación Kundalini.
Siéntate o túmbate en un espacio privado y seguro (puede ser la bañera).
Pon toda la atención en tu respiración. Al exhalar, imagínate olas fluyendo con tu aliento.
Date cuenta de dónde te tensas, empujando, al intentar que fluyan las olas. Y déjalas ir, deja que salgan las olas con tu aliento. Siente las suaves pulsaciones de las olas dentro de ti. Siente cada célula de tu ser pulsando calmada y alegremente con las olas.
Cuando estés preparada, empieza a dibujar en radiaciones rojas con tu aliento. Imagínate llenándote de rojo vivo, chispeante, en remolino caliente, hirviendo. Siente rápidas espirales de rojo hirviendo dentro; siente lentos remolinos de rojo girando dentro. Disuelve las olas al exhalar.
Cada vez que inhales, disminuye la intensidad, agudiza la sensación de rojo; hazla más caliente, más rica, más profunda, más viva, más consumidora. Inhala carne de tomate madurado al sol, jugo de cereza dulce goteando de tu barbilla, una mancha de sangre menstrual floreciendo en tu ropa. Inhala el furioso sol rojo que se pone sobre un agitado mar. Inhala la esencia de rosas rojas. Inhala el color de las fresas, el aroma de las frambuesas, la sensación de raso rojo. Respira el rojo.
Después exhálalo. Para. Siente el vacío.
Respira el rojo. Di, alto y en silencio: “a veces me disgusto”. Sopla el aire que te quede como si estuvieras soplando una vela. Para. Respira rojo y di de nuevo: “A veces me disgusto”. Sopla. Para. Inhala. “A veces me disgusto”.
Exhala con fuerza. Para en el vacío. Inhala. “A veces me enfado”. Sopla. Para. “A veces me enfado”. Sopla. Para. “A veces me enfado”.
Exhala con fuerza. Para en el vacío. Inhala rojo. Di, con pasión: “A veces me enfurezco”. Sopla. Para. Inhala. Y con intensidad di: “A veces me enfurezco”. Sopla. Para. Inhala. Y di con intensidad: “A veces me enfurezco”.
Exhala con fuerza. Da un ruido. Para. Inhala rojo vivo y di o grita: “yo”. Exhala con fuerza. Para. Exhala con un ruido de nuevo, para, inhala rojo. Di o grita: “estoy”. Sopla. Para. Inhala. Con intensidad di: “A veces me siento furiosa”. (Puedes poner una almohada o una toalla en tu cara y gritar en ella).
Exhala el aire hasta más no poder e inhala muy despacio. Sé intensa y, si quieres, grita al decir “quiero gritar”. Exhala, para, inhala. “Quiero pegar.” Exhala, para, inhala. “Quiero pegar con los puños.” Exhala tanto como puedas e inhala muy despacio. Suspira o gime al exhalar.
Exhala un largo suspiro. Inhala terciopelo rojo, y reconoce: “A veces sólo quiero pensar en mi placer”. Exhala, para, inhala terciopelo rojo, y di: “A veces tengo pensamientos muy sexuales”. Suspira completamente y para. Inhala pintalabios rojo y afirma: “A veces sólo quiero pensar en mi placer”.
Exhala larga, lenta y sonoramente. Inhala sangre roja y di: “todo mi ser son ondas de sensación”. Suspira, para, respira en una puesta de sol tropical y di: “no soy sino ondas de sensación”. Suspira y vacíate. Espera un momento antes de inhalar el rojo fresco los pétalos de las rosas al rocío. Espera un momento antes de inhalar: “sólo soy ondas de sensación”. Exhala con un sonido alto o gemido. Mira por cuánto tiempo puedes sostener la exhalación.
Respira suavemente conscientemente tres veces. Déjale al aire ser cristalino: claro, agudo, persuasivo. Déjale a tu tercera exhalación ser completamente liberadora. Préstale especial atención a la energía de tu chakra básico (baja pelvis).
Cuando estés preparada, abre tus ojos. Levántate. Estírate. Graba tus impresiones en palabras de colores.
Estimulantes que provocan sofocos:
-Las especias (cayena, jengibre, pimienta negra)
-Alimentos ácidos (pepinillos, cítricos, tomates).
-Bebidas calientes.
-La cafeína (café, té negro, colas).
-Bebidas alcohólicas, incluidas el vino y la cerveza)
-Azúcar blanca.
-Grasas hidrogenadas o rancias; margarina.
-El estrés.
-El calor.
-Las saunas o baños calientes.
-Fumar tabaco y marihuana.
-El ejercicio intenso, especialmente hacer el amor.
-El enfado, especialmente si lo expresas.
-El ejercicio afecta a los sofocos disminuyendo la cantidad de LH y FSH, y tonificando el hipotálamo, y aumentando los niveles de endorfina (que caen cuando tienes un sofoco). Tan sólo veinte minutos de ejercicio tres veces por semana reduce los sofocos significativamente.
-Las hierbas para mujeres con sofocos son aquellas que refrescan el sistema, como la hierba del pollo; son las plantas que nutren el hígado, como el diente de león; las plantas ricas en fitosteroles, como el trébol rojo. Elige una de cada grupo y crea tu propia combinación para llevar en tu viaje de la menopausia.
Paso 4, Sedar/estimular.
Combate los sofocos con tu frescor personal:
-Cómprate un bello abanico. Si es viejo, imagínate a la última mujer menopáusica que se abanicó con él. Las tiendas de ropa vintage suelen tener abanicos estilosos; las tiendas orientales tienen abanicos baratos.
-Los ventiladores de pilas te refrescan con menos esfuerzo.
-Hay bandas para la cabeza con gel hidratante que se mantienen frescas por mucho tiempo después de estar en el frigorífico. Yo llevo la mía en el cuello, en vez de en la cabeza, y guardo uno de repuesto en el frigorífico.
-El ventilador solar, una gorra de béisbol normal con una diferencia: una célula voltaica en lo alto mueve un ventilador de energía solar y te da brisa en la cara.
-Fanteen rima con canteen, un ventilador de hojas de gomaespuma, y un vino blanco con soda. ¡Qué frescor!
*El extracto de hamamelis, que venden en las droguerías, te ayuda a mantenerte fresca, fresca, fresca. Vierte un poco sobre un pañuelo. Mételo en una bolsa de plástico y ciérrala bien; listo para llevar. Cuando pegue el sofoco, estás preparada para frenarlo, reanimarte, y oler genial, sobre todo si usas hamamelis con olor a rosas.
Yo lleno un espray de plástico de agua o hamamelis, le echo una gota o dos de mis aceites esenciales, y me lo llevo en los viajes como un refrescante instantáneo. ¡Los pasajeros que están cerca de mí me piden que les eche también a ellos!
“Hace cuatro años desde que se me fue la menopausia; los sofocos son ahora más suaves y menos frecuentes”.
-La ropa que llevas cobra nueva importancia cuando tienes que lidiar con sofocos y escalofríos, o ambos, varias veces al día. He aquí algunos consejos para las mujeres menopáusicas:
-Vístete a capas para poder quitarte la ropa o ponértela con facilidad.
-Usa seda o fibras para la capa más próxima a la piel. El algodón y el nylon retienen el sudor de los sofocos y pueden intensificar el escalofrío de después. Las sedas y fibras milagrosas hacen que el sudor se evapore.
-Lleva ropas amplias; no uses cuellos altos ni cinturones. No es infrecuente sentirse asfixiada durante un sofoco. Las faldas largas son muy útiles.
-Los sweaters y blusas que se abrochan en el frente son obligados: los que no tienen botones son un estorbo cuando te los quieres quitar rápido.
-Los pantalones o faldas de cinturas elásticas nunca fueron más cómodos. Puedes cambiar de talla de cintura varias pulgadas en un día durante la menopausia.
Paso 5. Suplementos…
Usa estos remedios sólo después de probar los otros.
*Los suplementos de vitamina E tienen una bien documentada y larga fama como remedio para los sofocos. Los suplementos de vitamina E pueden también disminuir el riesgo de sequedad vaginal y de enfermedades del corazón. Por desgracia, es casi imposible comprar vitamina E auténtica en cápsulas.
Precaución: no se recomienda tomar suplementos de vitamina E de más de 100 unidades a mujeres con diabetes, presión alta, enfermedades reumáticas del corazón; a los que toman digitales o anticoagulantes; ni a quienes padecen trastornos de la vista.
-El selenio es pareja sinérgica de la vitamina E. Una dosis segura y efectiva de selenite es 90 miligramos. Precaución: el selenito de sodio es venenoso en dosis mayores de 90 miligramos. El selenio elemental es muy venenoso.
*Las vitaminas B, sobre todo la B2, B6, y B12, son necesarias en gran cantidad durante los años de la menopausia. Muchas mujeres que habían sido vegetarianas durante mucho tiempo empiezan de repente a comer carne, que es una fuente excelente de todo tipo de vitaminas B.
-Los suplementos de bioflavonoides, 250 mg de 5 a 6 veces al día, pueden ayudar a aliviar los sofocos. La hesperedina es la más efectiva; la dosis es de 1000 mg al día.
Paso 5b. Drogas.
-El estrógeno (ERT) es la droga que más se recomienda a las mujeres menopáusicas que padecen sofocos. De hecho, a las mujeres catapultadas a la menopausia por cirugía, radiación, Tamoxifen, o quimioterapia se les dice que no podrán tolerar los sofocos sin ERT o HRT. El estrógeno puede aliviar los sofocos, pero los médicos y muchas mujeres de todo el país me hablan de mujeres que toman ERT y siguen teniendo intensos sofocos. A veces la única mujer en una clase sobre la menopausia que tiene sofocos es la que toma hormonas. Hay poca evidencia de que el estrógeno alivia los sofocos, así que les animo a las mujeres a probar otras alternativas.
Por suerte, menos del 15 por ciento de las mujeres menopáusicas americanas toman drogas por prescripción. Si eres una de ellas, es más seguro tomar la dosis más baja que consideres efectiva, tomarla el menor tiempo posible, tomar hierbas nutritivas del hígado, como el diente de león, mientras tomes ERT/HRT, y –después de trece meses- conectarte a las hierbas fitoestrogénicas y suavizar las hormonas.
-Otras drogas que se usan para controlar los sofocos son la progestina, como el Nortulin o el Proveramay (Los efectos secundarios son fatiga, depresión, aumento de peso), clonidine (Dixarit), y Bellergal que contiene fenobarbital, ergotamina, y belladona (un verdadero brebaje de brujas, ¿verdad?).
Paso 6. Rompe y entra…
-Algunos ginecólogos recomiendan una histerectomía como cura de los sofocos. Esto es una mala praxis, ya que el útero no produce los sofocos. Tampoco es beneficioso que, una vez te hayan quitado el útero, tomes ERT/HRT sin preocuparte de contraer cáncer uterino o cervical.
Las hierbas nutritivas del hígado alivian los sofocos:
*La raíz de diente de león (Taraxacum officinale) es uno de los tónicos y nutritivos favoritos del hígado donde quiera que crece, que es en casi todas partes. El uso regular de esta planta, de las flores a las raíces, le ayuda al hígado a procesar las hormonas extra que produces en tu Cambio, y así alivia los sofocos, la sensación de picor, las molestias digestivas. La dosis es 10-30 gotas de la tintura de la raíz, una cucharada/15 ml de vinagre, 104 veces al día, preferiblemente antes o durante las comidas.
- La raíz de Ho Shou Wu (polygonatum multiflorum) es casi tan relatada como el ginseng en su forma popular: Fo-ti-tieng. La infusión tomada con frecuencia no sólo nutre el hígado, sino repone la energía, previene la diabetes 2, beneficia a los huesos, y fortalece los riñones.
-La tintura o el vinagre de acedera (rumex crispus) y las semillas de cardo mariano (silybum marianum) son importantes fortalecedores del hígado. La acedera es una abundante planta de las cunetas. Toma 10-20 gotas de la tintura de la raíz o 1 cucharada del vinagre de la raíz de 1 a 3 veces al día. El cardo mariano mantiene el hígado sano cuando se está bajo quimioterapia, en rehabilitación de alcoholismo y durante la menopausia. Siempre que viajaba, tenía a mano una botella de tintura de cardo mariano, y cuando el día se presentaba muy caluroso, me tomaba un gotero/ 1ml por la mañana al levantarme, y otro más tarde si lo sentía necesario.
-Otros nutrientes del hígado son: la achicoria, la paja de avena y la bardana.
-Sustancias que lo perjudican son: el café y más de una onza de alcohol en tres días.
“Tengo 48 años ahora; cuando cumplí 44 empecé a tener sudores en todo el cuerpo todos los días, pero sólo en la primavera y el otoño”.
¿Para los calores? ¡ Hierbas refrescantes!
*A la hierba del pollo, Vogelmiere, Stellaire (Stellaria media) muchas veces no se la ve como hierba medicinal, pero han sido muchas las mujeres que me han contado el alivio que les dio el uso regular de su tintura en los años de la menopausia. Una dosis de 25-40 gotas de la tintura de la planta fresca de una a cuatro veces al día reduce la severidad y frecuencia de los sofocos. Los resultados se pueden notar en una semana o dos del uso regular de la hierba. El uso de la tintura de hierba del pollo ahora te puede ayudar a prevenir la sequedad vaginal en los años siguientes. Su uso regular disuelve los quistes de los ovarios en unos meses.
-La flor del saúco, Holunder, Sureau (Sambucus species) es la hierba específica para regular el termostato del cuerpo, usada en tintura. Cuando los sofocos frecuentes o los sudores nocturnos te interrumpen la vida (y no sabes cómo tomarte un tiempo de retiro de vieja), prueba a tomar de 25 a 50 gotas de la tintura de flores de saúco frescas varias veces al día. (No hay sobredosis, así que usa cuanto quieras). Puedes ver resultados en varios días.
-La violeta, Veilchen, Violette (Viola species) no sólo refresca a la mujer menopáusica acalorada, sino que la ayuda a proteger sus tejidos reproductores del cáncer. Yo uso las hojas secas para hacer una infusión y bebo una taza/250 ml. al día o más.
-Otras hierbas refrescantes aliadas de la mujer menopáusica son la paja de avena, la menta, las algas marinas, todas las partes de las malvas, y las flores y hojas de cualquier hibisco.
“Tengo 51 años y el año pasado tuve sofocos muy intensos por 7 meses. No hice nada por combatirlos y se han suavizado en los últimos dos meses. Hicieron mi vida más interesante”.
Hierbas fitoestrogénicas.
*La tintura de agripalma tiene algo que ofrecerle a cada mujer, específicamente a las menopáusicas. Una dosis de 5-30 gotas, tantas veces como se necesite, alivia el estrés y la ansiedad, refresca los sofocos, para las palpitaciones, aumenta la lubricación vaginal, calma la mente y fortalece el corazón.
-La herbolaria Silena Heron creó una fórmula básica para la menopausia (que adapta a las necesidades de cada mujer) que se compone de diez hierbas ricas en hormonas: dos partes de sauzgatillo (agnus castus), una parte de agripalma, falso unicornio, dong quai, salvia de jardín, y hierba de san Juan, media parte cada una de cohosh negro, regaliz, viburno americano, alfalfa y diente de león. Si quieres probar a hacer una fórmula como esta y no puedes conseguir todas estas hierbas, simplemente pon las que puedas y recuerda que cualquiera de ellas es suficiente.
-Rina Nissim, herbolaria suiza y autora de Curación natural en ginecología, sugiere esta combinación para mujeres menopáusicas: la tintura o glicerina de los capullos de grosella negra, hojas de frambuesa, escaramujos dulces y hojas tiernas de rosa. Usa una de ellas o todas, a partes iguales, de 30 a 40 gotas al día.
-Jorgita Rodríguez, una curandera de Nuevo México, recomienda estas hierbas para los sofocos yerba de zorrillo (Chenopodium ambrosioides), escoba de la víbora (Gutierrezia sarothrae), y yerba mansa (Anemopsis califórnica). Usa partes iguales de las hojas secas o de la planta entera fresca, las hierve rápido y las deja reposar diez o más minutos. La dosis es de tres tazas/750 mg. diarias.
*Tómate un té de semillas de fenogreco, rico en fitosteroles, al despertarte y otro antes de irte a dormir; los sofocos y rubores se suavizarán, y cuando te ruborices y sudes olerás a sirope de arce.
-El abuelo herbolario Dr. Christopher usa varias hierbas ricas en fitosteroles en su fórmula para el CAMBIO: ginseng, regaliz, zarzaparrilla, cohosh negro, falso unicornio, cardo bendito y aralia.
*Los productos de soja fermentados (miso, tamari, tempeh), las semillas de lino molidas, los granos integrales, la infusión de trébol rojo, las lentejas, las habichuelas secas cocidas son ricas en precursores hormonales y fitoestrógenos; su uso diario alivia los síntomas de la menopausia, previenen el cáncer y disminuyen el riesgo de enfermedades coronarias.
Comments